Premio Príncipe de Viana 2015
Su Alteza Real, princesa Leonor, ¿me haría el favor de dejar la tablet y atenderme un poquito, que estamos hablando de un tema muy importante? Pues bien, como le iba diciendo, cuando se acerque el galardonado para recoger el premio Príncipe de Viana de la Cultura? ¿Que qué es galardonado?, pues la persona que va a recibir el premio. Cuando se acerque, le da usted esta carpeta azul. No, no es un álbum de cromos. ¿Qué hay dentro? Unos papeles. ¿El premio? Esto es el premio. Pues no, no hay ningún otro "regalito". No diga palabras feas, señora?
¿Que por qué tiene que dárselo usted? Porque usted es la Princesa de Viana. ¡De Viana, no de Viena, que eso está en Austria! ¿El vestido? Pues no sé qué vestido llevará usted. ¿Cómo el de Cenicienta o como el de Rapunzel? No, pero esas son princesas de cuentos, las de verdad llevan otra ropa? No, no, no por favor, no llore, ya consultaremos a ver qué se puede hacer.
Y ya vale con que es un rollo y que no quiere ir. Tiene que hacerlo ¡y punto!
¿Que me vaya a dónde? ¡Se acabó! Mire ¿sabe lo que le digo? Que estoy harta de ser su institutriz, que me da igual lo que haga, come si se como los mocos delante de los periodistas.
Que todo esto no es más que una pamema de la gran España unida. Que después de fagocitarse al reino de Navarra los reyes españoles no le hicieron ningún caso al título del principado de Viana hasta que en una operación de marketing su abuelo se lo colgó a Felipe en el 93 y que si Alli se hubiese tragado la idea de que fuese el príncipe el que entregara este dichoso premio, no estaríamos aquí perdiendo el tiempo.
Y dos cositas más para terminar, Alteza: que los reyes son los padres y ¡que viva la República!