El obispo de San Sebastián , José Ignacio Munilla, se está convirtiendo en un trending topic con su libro Sexo con alma y cuerpo. Una de las afirmaciones que más pasiones está levantando es la de que el carácter cíclico de la mujer afecta a su humor y esto provoca que algunas “les dé por la actividad o por la limpieza”. ¿Y no será que les da por la limpieza, simplemente porque hay cosas que limpiar y que si no lo hacen ellas no lo hace nadie? Tal vez limpiemos “cíclicamente” porque con este ritmo de vida que llevamos todos, lo quitar el polvo a los muebles a diario hace mucho que pasó a la historia.
Por otra parte dice Munilla que en esta sociedad nuestra se está pasando de “del pan y circo al fútbol y sexo”. Dice que “el sexo está siendo utilizado como un método de sometimiento de las conciencias” y ha advertido de que en la actualidad “se está consiguiendo que los esclavos sientan placer en serlo”. Suena un poco a 50 sombras de grey ¿no?.
Yo miro a mi alrededor, y en esta Navarra nuestra, la verdad, no lo veo tan claro. Aunque quizá el obispo tenga razón al decir que hay que poner ciertos límites y si es así no estaría de más que los políticos lo tuviesen en cuenta en la campaña electoral. Por ejemplo, Javier Esparza podría decir algo así como que no está dispuesto a mantener relaciones con aquellas personas que no condenen expresamente el terrorismo; desde la izquierda abertzale podrían reclamar que en este campo también son necesarias la independencia, la autonomía y la autogestión, o sea lo que estás pensando; y los integrantes de Podemos, por supuesto, dirían que harán en la cama lo que decidan los inscritos en sus círculos.