Sacando cuentas
ahora que se están negociando los presupuestos, es interesante ver en qué se nos ha ido el dinero el año pasado. 53 millones de euros se diluyeron en pagos a las empresas propietarias de las autovías de los Pirineos y de Logroño. Una cifra similar a la que se invirtió en la Universidad Pública de Navarra (52,4 millones) y el doble de lo destinado a ayudas a rehabilitación de viviendas (26,6).
En intereses de los préstamos se fundieron 108 millones, prácticamente la misma cantidad que se fue a la renta básica (66 millones) más las ayudas a la dependencia y centros de discapacitados (45).
1.138 millones sumaron las retribuciones a trabajadores públicos, principalmente docentes, bomberos, policías, personal sanitario y administrativo. 23.700 almas. Y los jubilados: 82,5 millones para los funcionarios retirados que cotizaban a montepíos (fondos de pensiones de diputaciones y ayuntamientos).
Y sin olvidar los 618 millones de la aportación al Estado. Nosotros le damos a Madrid más de tres veces lo que les damos a nuestros propios ayuntamientos (202 millones), casi cien veces lo que se invierte en becas para estudiantes (6,7) y a cambio el Estado nos da policías, ejército, con prácticas de fuego real en las Bardenas, diplomáticos y una casa real, realmente cara.
¿Y Euskarabidea? Algunos están escandalizados y rasgándose las vestiduras por el gran derroche de dinero que supone todo lo que tiene que ver con el euskera. Un millón y medio es lo que tiene presupuestado para este año el Instituto Navarro del Euskera, menos de la mitad del gasto de lavandería de los hospitales (4) y la cuarta parte de lo que se gasta el Gobierno al año en subvencionar pañales y absorbentes (6,6).