Que la política y los políticos suspendan, una constante. Que Uxue Barkos sea la política menos mal valorada, otra. Y también aquí, los políticos coexisten con el paro entre los primeros problemas de la sociedad. El departamento de Sociología de la UPNA ha realizado el barómetro anual de opinión encargado por el Parlamento. Es la primera vez que lo hace una institución pública. El bajo interés en la política y el escaso conocimiento de la actividad parlamentaria reblandecen la calidad de nuestra democracia. Interés: poco o nada en más de la mitad de los encuestados. Conocimiento: un tercio de la población preguntada desconoce la existencia de la institución donde reside la soberanía popular y casi la mitad del resto ignora sus funciones. Con esos mimbres de desafección se ha hecho la cesta del navarrómetro. Sin haber llegado al paso del ecuador de la legislatura del cambio, el retrato actual del arco parlamentario confirma lo ajustado del mismo. En la cuerda floja. Si hubiera comicios, el electorado seguiría fiel a sus colores. Una mínima variación, determinante. La gestión del Gobierno tampoco llega al aprobado. Una parte considerable de la ciudadanía considera que el Ejecutivo no es consciente de los problemas de Navarra o no sabe cómo resolverlos. Una minoría exigua cree que los está resolviendo. La mayoría social participa de la filosofía cuatripartita basada en la necesidad de más tiempo para resolverlos. La percepción económica dominante es de botella medio llena. En eso y en situación política, creemos estar mejor que el conjunto del Estado. Las convicciones más firmes aparecen en el sentimiento de identidad (navarro -45%-, con el matiz secundario de vasco navarro -20%-) y en el estatus diferenciado de Navarra, con un 74% contrario a la unión con la CAV. Los portavoces de la derecha parlamentaria, los peor valorados. Con la lentitud en el cambio, inquietud y paciencia. Contra presunciones apocalípticas, pedorretas.