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¿Derecho a no saber?

Finlandia, y los países nórdicos en general, nos dan mucha envidia por varios motivos y hasta lo del multilingüismo lo llevan mejor que nosotros.

En Finlandia viven unos 5,4 millones de personas. La gran mayoría tiene como lengua materna el finés, finlandés o suomi en alguna de sus múltiples variedades dialectales, excepto en las islas Aland, una provincia autónoma de 28.500 habitantes situada al oeste del país, donde el 93,5% son suecoparlantes y donde sólo esta lengua es oficial. Además están el sami y el romaní kalo-finés con unos 2.000 hablantes cada una de ellas, y el inglés, que lo habla prácticamente todo el mundo, pero que no tiene ninguna consideración legal. Pues bien, en este panorama donde prácticamente el 94,4% de la población tiene el finés como lengua materna y 5,6% el sueco, excepto en las islas Aland, ambas lenguas son oficiales en TODO el país.

No existe una zonificación como aquí. Cualquier municipio en el que al menos un 8% de sus habitantes tenga como idioma propio el sueco o el finés se considera a todos los efectos como bilingüe y mantiene esa categoría hasta que ese porcentaje no se reduzca por debajo del 6%. En Pamplona los vascoparlantes somos más del 12% y el euskera no es oficial al igual que en la zona no vascófona.

Más datos: todos los alumnos del país estudian como segundo idioma el sueco o el finlandés con exámenes para demostrar que han alcanzado un mínimo nivel y los funcionarios públicos tienen la obligación de satisfacer las necesidades de la minoría suecoparlante.

Y nadie habla de imposición ni defiende a gritos el derecho a la ignorancia. Lo dicho, envidia.