Pongamos que voy conduciendo lo que quien no lo tiene llamaría un cochazo cerca de Zubieta la noche previa al Día de los Enamorados. ¿Me pondría nerviosa si me para un control policial? En principio, no. Salvo que llevara 32 fajos de billetes de 10 y 50 euros en el asiento trasero. No digo sobre o bajo, digo en. Dentro. Que tendría que haber desmontado el asiento o descosido la funda de cuero para meterlos ahí. Sí, quizá me temblaría un poco el párpado. Por eso les pilló la Policía. Se les escaparon las cabras, diría un amigo. O los nervios. No todo el mundo esconde 82.000 euros en el coche. Ellos sí, porque habían vendido un local pero no querían pagar los impuestos. Pues nada, como por lo visto se puede circular con hasta 100.000 eurillos encima, les tomaron los datos, comprobaron que no estaban en busca y captura y? sigan circulando señores. No saber controlar los nervios es muy malo. Le pasó también esta semana a un chaval en el polígono de Mutilva. Vio otra patrulla, se sintió sospechoso y se puso a huir ágil como un gamo del BMW junto al que le habían pillado. Llegaron los agentes y, claro, notaron que le faltaban dos ruedas. Y que poca gente aparca el coche en el aire encima de un gato hidráulico. Así que buscando, buscando, encontraron otro BMW con la puerta abierta y las dos ruedas dentro. Y la cartera con la documentación del apresurado, también. Otra vez los nervios, que son muy traidores. Hay más. En el centro comercial de La Morea un vigilante retuvo a una pareja por posible hurto. Pero no es que les pillaran, sino que robando con su compañera el tipo estaba incumpliendo la orden de alejamiento que tenía. 2 delitos x 1. ¿Da o no da la semana para una serie?
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