chonis, fachas y catetos forman parte del imaginario ibérico. Como la Guardia Civil y el toro de Osborne. El cine estatal más premiado se alimenta de esos arquetipos, igual que buena parte de sus programas de humor televisivos. Es la propia España -incluida buena parte de su élite cultural-? la que se siente muy cómoda en el tópico. ¿A qué viene ahora ese rasgarse las vestiduras porque un periférico diga delante de la cámara que a él España le suena a catetismo y facherío, a informalidad y pachanga? Un rápido ejercicio de zapping por los canales con más audiencia no nos lleva a otra conclusión. Nos lo acaban de recordar: muchos de los habitantes del Estado bailaban al ritmo de “¡soy español, español?!” mientras el país se deslizaba por la pendiente de la crisis. Y el PP sigue siendo el partido más votado a pesar de una política contumaz de saqueo de las arcas públicas y de menoscabo de las libertades. A nadie debería, pues, extrañar que muy cerca nuestra haya gente cuya admiración por España sea cero. Todo eso aparece en el espacio que el programa de ETB 1 Euskalduna naiz, eta zu? dedicó a la imagen que los vascos tienen de España. Una colección de tópicos en clave de humor que comprendes que no sean del gusto de muchos. Una cosa es descojonarse de uno mismo y otra que lo hagan los demás, como tampoco es agradable descubrir que lo que tan en serio te tomas a otros no les produce más que risa o incluso aversión. Algo que, por cierto, vale igualmente para los vascos. Nosotros tampoco deberíamos olvidar que existe una versión abertzale de la choni, del facha y del cateto. Por lo demás, el circo que están montando UPN, PP y compañía refuerza la pésima percepción de mucha gente sobre un país en el que el chiste puede ser perseguido judicial y políticamente.
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