Los baños en el mar o la piscina son las formas más habituales de combatir las altas temperaturas del verano. Sin embargo, Iñigo Ruiz de Erenchun Lasa, jefe de la sección de Otología del HUN, explica que “el agua constituye uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de otitis externa. Por este motivo, es un proceso muy frecuente en la época estival”.

Según explica el especialista, se trata de una infección de la piel y de los tejidos de las partes blandas del conducto auditivo externo. En principio, la afección se presenta en la zona más exterior del conducto, por lo que el tímpano o el oído medio no suelen sufrir daños, “salvo en casos más severos en los que la parte más externa de la membrana timpánica puede verse comprometida”, concreta Ruiz de Erenchun. En el caso de pacientes diabéticos o inmunodeprimidos, las complicaciones pueden agravarse a nivel local e incluso extenderse hacia la articulación de la mandíbula, el cuello o el pabellón auditivo externo, “pero eso no es habitual en pacientes sanos”, aclara.

Síntomas

El dolor es el síntoma principal de las otitis externas, con un rasgo diferencial: al mover o traccionar el pabellón auricular (la oreja) y al presionar en la parte anterior del conducto auditivo externo (delante de la oreja) el dolor se intensifica. “En las otitis medias también hay otalgia (dolor de oído), pero no se modifica al manipular la zona”, detalla el médico especialista. Además, esta patología no suele provocar fiebre ni malestar general, aunque sí supuración, sensación de taponamiento y sordera.

Predisposición y factores de riesgo

El especialista aclara que los niños, “mientras que, por distintos motivos, sí presentan una predisposición a padecer otitis medias, no lo hacen para el caso de las otitis externas, sino que se someten más a factores de riesgo porque, generalmente, son quienes más tiempo pasan bañándose y exponiendo sus oídos al agua”. No obstante, reconoce que algunas personas sí poseen una serie de características que las hacen más propensas a padecer otitis externas. Por ejemplo, quienes producen cerumen de manera excesiva son más vulnerables a este tipo de afecciones ya que el agua que entra en el conducto auditivo tiene más dificultades para salir. Además, aquellas personas que se exponen de manera frecuente a aire o agua fría, “típico de surfistas, nadadores, kayakistas...”, presentan exostosis, es decir, crecimientos anómalos de hueso en el conducto auditivo que también dificultan la eliminación del agua que entra.

En cuanto a factores de riesgo o causas de la aparición de la otitis, Ruiz de Erenchun detalla que “el conducto auditivo tiene sus propios mecanismos de defensa: un PH ligeramente ácido, una flora bacteriana determinada o el cerumen, que protege ante infecciones”. Cuando uno de ellos se ve afectado, el riesgo de infección aumenta.

Por otro lado, el agua, las temperaturas elevadas y la humedad (tan características del verano) generan el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de bacterias y hongos y, por consiguiente, la aparición de infecciones. Además, el especialista insiste en advertir que la manipulación del conducto también aumenta la probabilidad de padecer esta patología. “Intentar limpiar el oído de cerumen utilizando objetos como bastoncillos, palillos o clips puede producir pequeñas heridas que pueden infectarse y favorecer la aparición de otitis”.

Factores de riesgo

  • El agua: Exponer al oído de manera prolongada a agua o ambientes de humedad favorece la aparición de otitis externa.
  • La manipulación: Intentar limpiar el conducto con bastoncillos, clips, palillos u otros objetos puede provocar heridas que se infecten.
  • Anatomía: Las personas con una producción excesiva de cerumen y aquellas que presentan exostosis (crecimientos óseos) en el oído o un conducto muy estrecho tienen dificultades para eliminar el agua que entra en el conducto.

Dolor al mover

El dolor que se intensifica al mover y traccionar el pabellón auditivo o al presionar delante de la oreja distingue a la otitis externa de otras.