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Alarmista

esparza, alarmista. Amarillismo político en artículo de opinión. El presidente y portavoz parlamentario de UPN puso a Navarra a rebufo de las tensiones del Estado con Cataluña: ha pasado de riesgo a “peligro inminente para la unidad constitucional, para la igualdad de todos los españoles y para el desarrollo económico de nuestro país”. Sin remedio, además, porque “el nacionalismo es insaciable por naturaleza”. La despenalización de la ikurriña mediante reforma de la Ley de Símbolos y la promoción del euskera en la Educación y en la Administración, demonizadas: “Si en Navarra se consolida el nacionalismo vasco, España tendrá otro frente abierto”, alertó atemorizador. Hasta podría haber remedado a Mariano Rajoy al destacar a la Comunidad Foral (muy española y mucho española) como “pieza esencial en el tablero nacional”: “No en vano, el escudo de Navarra ocupa uno de los cuarteles del escudo de España”. Engullidos por las armas en escudo coronado. Esparza reprochó a Barkos la consecución del Gobierno foral mediante pacto “con los herederos de HB”: “Por primera vez se traspasaba la barrera ética de gobernar con los valedores de la banda terrorista ETA”. ¿Herederos? ¿Sucesores? A ver: ¿acaso no hemos sido gobernados en Navarra, ya en democracia, por herederos o sucesores del franquismo genocida y por partidos políticos que aún no habían condenado la dictadura franquista cuando se sentaron en Palacio? Y en los años de plomo, ¿no alcanzó UPN el Gobierno foral mediante el procedimiento último de la lista más votada, gracias a la abstención parlamentaria de HB? ¿O tal vez renunció al beneficio del procedimiento reglado por aversión ética a la abstención del grupo que lo activaba? A día de hoy, UPN -el partido más votado pero relegado de forma democrática a la oposición- defiende a Navarra con el apoyo a unos PGE cicateros con nuestra Comunidad. Su pacto con el PP inspira al poeta: Previsión sin provisión, truco de prestidigitación.