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Víctor o Victoria

¿Y tú ves claro que entre Marta y tú el gerente te ascendería antes a ti? Cómprate unas gafas, nena. O tú estás ciega, o ese hombre es corto. Marta está mil veces más preparada que tú, bueno, es que a ti no sé ni cómo te cogieron de administrativa? Y otra cosa te voy a decir, no te pongas más ese vestido verde, te queda de pena y te hace más gorda. Todavía más, quiero decir, porque llevas ya una temporadita abandonada, ¿eh? Llego a casa y en vez de a mi mujer parece que me encuentro a la fregona. A ver cuándo adelgazas y te pones guapa. Que ya me da hasta asco volver aquí cada tarde! Cualquier día salgo y no vuelvo a entrar, mira lo que te digo!

Comentarios así de reconfortantes debió de escuchar la pareja de un bombero asturiano que después de ejercer de pirómano en casa quiso apagar incendios forestales en Bizkaia y trasladó aquí su plaza. Algo quizá parecido a esto soportó esa mujer hasta que terminó denunciándole por insultos y vejaciones. Maltrato psicológico. Esto ocurrió hace 7 años y el litigio sigue sin resolverse. Ella tenía 38, él 41 y compartían dos hijos muy pequeños. El tiempo pasa, la justicia es lenta y la mente humana está encriptada. Hasta que llega un psiquiatra, introduce un código secreto y diagnostica a ese bombero. Disforia de género. Aunque desempeñó el papel del peor hombre, se sentía mujer. Tanto es así que tratamiento hormonal e intervención quirúrgica mediante, Víctor ya ha cambiado de sexo. Y ahora letrados y fiscales andan desorientados consultando legajos y revisando sentencias porque no hay precedente de algo así. Si el acusado ya no es un hombre, no cabe imputarle un delito de violencia de género. ¿Y de envidia? ¿Qué pensará Victoria?