no sé si Zebenzuí González tiene también la mano larga, pero seguramente sí tiene el dedo gordo y por eso, pobre, se equivocó al pulsar y mandó un comentario -afirmaba que enchufaba empleadas de las que luego obtenía satisfactorias prestaciones extralaborales- al chat indebido. ¿Dónde se dejó el puntero? Las prisas. Los calificativos que se le han aplicado parecen los correctos y en consecuencia ha sido destituido de sus funciones como concejal de piscinas de La Laguna, por lanzarse. Su mensaje no admite muchas interpretaciones. Caben todas para entender que su formación tardara en reaccionar, lo que pone en tela de juicio la sinceridad de sus planteamientos. Y queda una duda perversa que afecta a las mujeres que trabajaron con él o por su intermediación: ¿ocupan esos puestos porque aceptaron facilitar acceso carnal a Zebenzuí?
Tampoco sé cuántos ineptos e ineptas conoce Antonio Garamendi, vicepresidente de CEOE y presidente de Cepyme, ni me consta la relación numérica entre ambos contingentes, pero, por su trabajo, supongo que trata con mucha gente y mucha gente le cuenta cosas o le pasa informes a doble espacio. ¡Como para meterse en jardines! No obstante, si el porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas es del 20% y con esta representación dice don Antonio que la cuota femenina establecida por la Ley de Igualdad permite que se cuele gente que no es tan buena, solo cabe deducir que al señor Garamendi, pobre, le ha tocado una proporción anómalamente alta de mujeres torpes. Ya es casualidad. A estas directivas, deduzco, no les ha hecho falta acostarse con nadie, sencillamente la ley estaba de su parte. Más limpio, ¿no?
Entre putas y tontas, la verdad, qué difícil elegir. Es lo que dicen y hacen y es la porquería que esparcen estos señores.