Practicarla sería una extravagancia de ricos hasta hartar y es el título de una novela de Paul Torday y de una película de Lasse Hälstrom filmada a partir de su adaptación. ¿El argumento de ambas? El plan de introducir en el desierto yemení un pasatiempo escocés, la pesca de salmón con mosca, empresa impulsada por un jeque bienintencionado y podrido de petrodólares. Ewan Mc Gregor interpreta en la película a Alfred Jones, el funcionario del Ministerio de Agricultura y Pesca británico encargado de hacer el antojo realidad.

El título es estupendo porque tal disparate no se le ocurriría ni al que asó la manteca. ¿No? Bueno, ese exactamente igual ya no, pero parecido sí. En la Península Arábiga se dan cita iniciativas altamente innovadoras. A saber, el nuevo presidente de la Autoridad Saudí de Entretenimiento -olé los organigramas creativos- ya tiene listos los toros y los especialistas españoles a fin de reproducir un encierro sanferminero entre las dunas y los palmerales (¿quiénes son los especialistas?, ¿corredores, concejales de fiestas?). Aunque el Máximo Entretenedor le llama competición de corrida de toros o reto de los toros, es un encierro tal cual. Si yo fuera su madre le diría, a ver, Turki al Sheij, ¿es que no puedes copiar otra cosa?, ¿eso es lo único en que te has fijado? Si ellos se tiran al río, ¿tú te tiras detrás? Pero, lógicamente, él como si oyera llover.

Las primeras reacciones locales se han dividido entre las internacionalistas, a favor, y las conservadoras, en contra. A mí, que creo que el encierro es un atavismo y un riesgo, me aflora una vena posibilista y pienso que igual si se contempla con la distancia suficiente se le empiezan a poner peros. No sé. Quién sabe. A ver qué dice el Ayuntamiento. Espero la película.