a primera hora se había acercado hasta la cúpula del Capitolio. Aparece en cualquier plano de la ciudad que uno pretende abarcar si le va a dedicar una semana. Antes había desayunado con Ellen y la había acompañado hasta el campus de la Universidad de Texas donde imparte clase a chicos que hoy tienen la edad de sus hijos. Habían devorado la tortilla de patata que les preparó la noche anterior, un gesto del invitado en casa ajena, y a cambio los veinteañeros le habían prometido enseñarle la escena local, rock, country, pop? Austin y la música en directo mantienen una relación nutritiva y muy seductora para el visitante. Ahora paseaba por una céntrica calle flanqueada por rascacielos hacia el sur, camino del Zilker Metropolitan Park. Es uno de los abundantes pulmones verdes que se abren en la retícula urbana de esta ciudad luminosa en abril. El parque se extiende a orillas del río Colorado y sus 140 hectáreas se parecen un poco al paraíso posible junto al hormigón y el asfalto. Cuenta con un jardín botánico, campas soleadas y arboledas frondosas y está recorrido por una impresionante piscina natural que se alimenta de los manantiales de Barton Springs. Ya la divisaba entre las copas de los árboles. ¡La primera inmersión del año! Entonces recibió un golpe en la cabeza. Un tipo fuera de sí le soltó otros dos puñetazos y lo derribó gritando Fuck you inmigrants!!! Esto es real. Le ha ocurrido a un amigo mío esta semana. Es barcelonés y de raza blanca. Podría haber sido mexicano, chino o senegalés. Texas es un estado muy conservador. Psicópatas descerebrados hay en todas partes. Sí. Pero cuando la mayoría política vigente tolera, apoya y proclama discursos racistas, homófonos y machistas da alas a comportamientos dementes como este. Trump era un chiste hasta que llegó a la presidencia. Cuidado con lo que vamos a votar.