¿Realidad sociolingüística?
No soy jurista y los vericuetos de las leyes así como los de la administración me siguen pareciendo creados por Satanás para que los mortales no entendamos nada y nos creamos tres o cuatro consignas que lancen los partidos o los entes interesados de turno, pero lo que sí comprendo perfectamente es que si para puestos de trabajo obtenidos por un concurso oposición te dan puntos por saber inglés, alemán o francés y no te dan puntos por saber euskera se está discriminando a quien sabe euskera y beneficiando al que sabe alemán, inglés o francés, lenguas tan de esta tierra como el rumano o el marroquí. Bueno, marroquís y rumanos hay en Navarra según el último padrón nada menos que 21.000 (13.000 y 8.000, respectivamente), así que ellos también están discriminados porque son muchos más que británicos y estadounidenses (550), franceses (717) y alemanes (389), que a lo que se ve tienen un lobby o cuando menos el lobby lo tienen las academias que enseñan estos idiomas. Es incomprensible que se valore un conocimiento que es completamente ajeno a los navarros -estoy completamente a favor de aprender idiomas, ojo, cuantos más mejor- más que un conocimiento que sí es de esta tierra, más allá de zonas geográficas y de absurdas cuestiones políticas y de fobias, porque no hay que engañarse: la fobia al euskera y la fobia a que éste sirva al menos lo mismo que lo que sirven esos otros idiomas mencionados es clara y manifiesta y de ahí emanan todas estas situaciones y todas las que ha habido en el pasado y habrá en el futuro. Consideran esta lengua un estorbo odioso, pero como no la pueden eliminar lo que aspiran es a reducirla a algo meramente folclórico que no sirva para nada práctico a nivel laboral ni social. Como si viviésemos en Cuenca. No, peor, como si esto fuese Cuenca pero pisoteando los derechos de miles de personas a las que discriminan por no ser idénticos a ellos.