Ya se ha confirmado que el coche que conducía el futbolista Reyes iba a más de 220 kilómetros por hora en una carretera cuyo máximo permitido es 120. Murió Reyes, su primo y una tercera persona que viajaba en el coche está grave. Perfectamente pudo haber saltado al otro lado y empotrarse contra una familia que viajase a pasar el domingo a alguna parte. Algunas fuentes señalan que iba a 237 por hora, Reyes, según las necrológicas “un apasionado de los coches”. Descansen en paz, los apasionados de los coches, ojalá no se crucen en el camino cuando se apasionan mucho con los que no somos apasionados de los coches. Mi pregunta es: si en España la velocidad máxima permitida es 120, si en Europa salvo en la mitad de las autopistas alemanas la media de velocidad permitida es 130, si apenas hay 4 lugares en el mundo con libertad de velocidad, ¿por qué los gobiernos permiten que los apasionados de los coches tengan a su disposición en el mercado bombas rodantes que cogen 180, 200, 220, 240, 260, 280, 300? ¿No será por dinero, verdad, la industria, etc, etc? Porque, evidentemente, por salud no es. Sí, claro, se dirá que el que no quiere no pisa el acelerador a ese nivel, pero si pisar el acelerador a ese nivel no solo está prohibido sino que es delito, ¿a qué cojones dejas que semejante máquina asesina circule? No puedes dejar en manos del sentido común de la gente la velocidad a la que pone su trasto, porque siempre habrá un porcentaje equis que se lo salte. Y ese porcentaje equis mata gente. Y no puede ser por el tema del reprise para adelantar. A 120 avanzas 330 metros en 10 segundos, que son 390 si vas a 140. Bastaría y sobraría con tener un tope de unos 140 para adelantar a quien va a 120. En 15 segundos de jugada le coges 90 metros. Bien, 150 de tope. Y punto. Y todos fabricados así. Y que quien quiera jugar a la ruleta rusa que juegue con su cabeza y en su casa.