Le leo a la nueva consejera de Cultura y Deporte -nuevamente proviene del mundo de la cultura, no ha habido ni un solo consejero o consejero de Cultura y Deporte que provenga del deporte- decir que hay que dotar de más herramientas, recursos y capacidad a la Fundación Miguel Indurain, la entidad pública que ayuda a buena parte de la elite del deporte navarro. Ya sabe lo que tiene que hacer: pelearse con su propia consejera de Economía y la presidenta los recursos que los presupuestos generales van a darle a su departamento y a la Fundación. Dentro de tres semanas, en Doha (Qatar), va a haber un navarro en el Campeonato del Mundo de Atletismo: Sergio Fernández, plusmarquista español de 400 vallas. Las marcas exigidas para ir a un Mundial son durísimas en cada una de las pruebas, solo al alcance de la elite mundial y ahí ha podido meterse Sergio, que hace unos años se quejaba de que no había sido ayudado por la mencionada Fundación, con un presupuesto tan escaso que limita enormemente su capacidad de acción y el volumen de las ayudas que puede dar. Hace unos días, Navarra obtuvo 10 medallas en el Nacional de Atletismo, récord histórico. De esas medallas, más de la mitad podrían estar en el futuro peleando por ir a Juegos o Mundiales o Europeos. En el Europeo de Patinaje celebrado en Pamplona hace poco, la actuación de los patinadores y patinadoras navarras tanto en sénior como en júnior fue excepcional, con decenas de medallas. Y así ocurre en muchos deportes, que vieron cómo el volumen de ayuda a la elite del deporte navarro en 2019 fue de 257.000 euros. Ayer leí que el tope salarial de Osasuna este año es de 38 millones de euros. Espero que la nueva consejera y el nuevo gobierno vean lo grotesco que es todo esto si de verdad queremos tener un deporte variado y sano y una elite que tire de la base con deportistas a los que al menos les cuidemos más y no con migajas.