el miércoles pasado fui a devolver unas películas al civivox de Mendillorri y estaba cerrado. Por una huelga del personal que lo lleva, que forma parte de una empresa privada que se llama Sedena. Estaba cerrado ese civivox y varios más y algunas otras instalaciones públicas cuyas subcontratas están en manos de la mencionada empresa, una empresa que se creó hace ya más de 30 años y que cuenta con centenares de trabajadores, a los que dice pagar mejor que el convenio nacional de ocio educativo y animación socio cultural, que dicho sea de paso es una miseria de convenio -852 euros brutos al mes un recepcionista y 941 un informador, por poner dos ejemplos-. Al margen de para reclamar unas condiciones más dignas en un nuevo convenio, la huelga exige la retirada del recorte de entre el 5% y el 19% del salario para el personal de limpieza, de la que solo una de las 16 personas trabajadoras tiene jornada completa. No es cuestión aquí valorar qué hace o deja de hacer una empresa privada, sino qué hace o deja de hacer el Ayuntamiento de Pamplona y las instituciones que contratan los servicios de estas empresas tras realizar concursos públicos en los que las condiciones de los trabajadores no se calibran en absoluto. Suelen ser concursos normalmente a la mejor oferta y luego pasa lo que pasa, que en una comunidad como esta, cara, con decirte que te pagan un poco mejor que el convenio nacional ya se considera que te pagan adecuadamente. Y eso no así y ante esta clase de situaciones tiene que ser el Ayuntamiento de Pamplona quien dé la cara por los trabajadores y por los usuarios, como responsable primero y último de esas instalaciones, cuando a fin de cuentas es con dinero público como se saca adelante este servicio público subcontratado. Queremos servicios de calidad y para tener calidad queremos trabajadores y trabajadoras pagados y tratados con dignidad.