Hace unos días falleció un madrileño en un seismil de Nepal, mientras que su compañero de cordada quedó herido y solo la rápida ayuda de Mikel Zabalza y Sonia Casas, que andaban por Nepal, y de Alex Txikon desde aquí logró que un helicóptero saliese a por el herido y le rescatara quién sabe si de una muerte segura. El herido se llama David Suela. El tema es que ambos subieron a ese monte sin permiso del gobierno de Nepal y Suela está teniendo toda clase de problemas legales, económicos y burocráticos, sin un seguro que haya costeado el rescate porque fue por encima de los 5.000 metros y con familiares y amigos tanto suyos como del fallecido trabajando desde aquí sin descanso y el alma rota para ayudarle a volver de allá y para poder pagar la deuda generada tanto con los dueños del helicóptero de rescate como con las autoridades. Ahora mismo, el hecho de que no tuvieran permiso para subir al Chukimago (6.287 metros) debería ser una anécdota ante el enorme problema económico y anímico al que se enfrentan y los esfuerzos de la comunidad montañera tendrían que ir encaminados a buscar apoyos para que regrese pronto de allá y no tanto a andar pasando por el morro el tema de la falta de permisos y seguro, un error grave, por supuesto, pero en el que no es momento ahora mismo de andar insistiendo a cada paso, tal y como sucede en bastantes comentarios en webs, foros, etc. Han salvado la vida de una persona y ese salvamento tiene un coste porque así está montado: como un negocio en el que si no pasas por caja nada te cubre y cuando van a por ti hay que apoquinar. Son las reglas del juego y si lo juegas hay que aceptarlo. Suela y sus familiares y amigos han solicitado esa ayuda porque no disponen de ese dinero -más de 50.000 euros- para que tanto el vivo como el cuerpo del fallecido puedan volver a casa. Luego ya será momento de hacer cuentas económicas y morales.