aya por delante que también me quejo mucho -aquí, creo que forma parte de mi trabajo, en la vida real soy más bien tranquilo-, pero me parece fascinante en casos como el que nos ocupa el cerebro estos días -y lo que queda- ese tipo de ser humano que le saca punta a ab-so-lu-ta-men-te todas y cada una de las decisiones que tomen los gobiernos, ya sea el de Madrid o el de aquí. Punta, crítica y a degüello. Sin tener, como el 99,5% de los hispanos, ni idea de virus, decisiones efectivas o no, cuándo es mejor tomar cada una y todo eso. Vamos, defiendo por encima de todo el derecho de cada cual a expresarse como quiera ante algo, pero me resulta insólito: si cierras el jueves los colegios, porque es tarde. Si los llegas a cerrar el miércoles, es pronto. Si cierras las fronteras entre autonomías con foco y sin él, porque lo haces. Si no, porque no lo haces. Si haces muchos test, porque salen más positivos y asustas inútilmente a la población cuando el 80% son leves. Si no los haces, porque no ofreces una visión real de lo que pasa. Yo, sinceramente, reconozco que no tengo ni idea de qué es mejor o peor, aunque sí que me gusta tener cuantos más datos mejor y por eso pienso que cuantos más test se hagan más idea nos haríamos del alcance real de esto. Y me gustaría que las autoridades sanitarias navarras nos explicasen con calma y pa tontos -que es lo que somos en casos así- el motivo de que se hagan un determinado número de test, cuando, por ejemplo, se lee que los casos reales pueden estar en un rango entre 10 y 15 veces mayor. Pero de ahí a poner todo a caldo va un trecho que, lo reconozco, en situaciones como esta me pasma. Sabemos todos de sobra cómo es la naturaleza humana de diversa, pero aún con todo no te deja de sorprender cada día el nivel de insatisfacción y desconfianza extrema e irrecuperable de algunos. Y puede que sea bidireccional, no lo negaré.