s una película. Con sus actores, actrices, decorados, guión, giros, argumentos paralelos -y para idiotas- y todo eso. Si no, es imposible. Imposible de creer, digo. Lo de la Casa Real de Egpaña. Es un intento común que están haciendo entre todos para salvar el reinado del preparao. El preparao era desde que nació el mirlo blanco y se están inmolando todos de uno en uno para que, en comparación con él, su señora de él y esas dos niñas salidas de un anunció de Filvit Champú, todos parezcan vulgares tramperos y los actuales monarcadas, en cambio, una representación hispana de los Hollister. Ahora las hermanas han ido a ver al padre a su caluroso exilio y aprovechando el viaje se han puesto allá la vacuna contra la covid, lo cual, sinceramente, a estas alturas de la película y del latrocinio, es como si nos cuentan que han sisao una gominola en una fiesta de cumple. Pero le sirve a su hermano y a la maquinaria de propaganda para asegurarnos que ellos se vacunarán -padre, madre e hijas angelicales- cuando les toque según el protocolo de la sanidad pública española. ¿Se puede ser más normales, campechanos, de la calle, honestos, sensatos y empáticos? No se puede. ¿Tu padre se levanta cientos de millones en comisiones y todo eso se conoce? Pues lo expulsas de la Casa Real, le quitas la asignación y quedas como eso, como un Rey. Que tienes un cuñado bala, lo sacas de la familia. Que el otro es un fiestas, lo mismo. Todo forma parte de lo mismo: operación salvad al soldado Felipe. Salvad su imagen y hagámoslo en contraposición precisamente con lo peor de su familia, que visto lo visto si ibas a la Zarzuela de visita lo mejor era no dejarte el jersey olvidao, que ya lo habías visto. Solo falta algo potente con la madre, algo turbio de verdad. ¿Un liberiano con tres puntos de apoyo? Molaría. En todo caso, lo dicho, apesta a montaje, a huida hacia delante. A ver si es rápida.