eo que Salud el jueves urgía "a interactuar menos en Semana Santa". Comprendo estos mensajes, es su obligación lanzarlos, no sirven de nada. Amén de que para cuando llegásemos a Semana Santa igual ya habían tenido que tomar decisiones que más que urgir limitasen esa interactuación, como finalmente sucedió cerrando interiores de hostelería. Si ya estamos con 200 casos diarios, con 10 ingresos cada día y con un número reproductor de la enfermedad de 1,33 -muy alto- quizá lo que iba a venir hiciese necesario medidas que nadie quiere pero que parecen ser las que funcionan. O que al menos funcionaron en noviembre y en enero. Navarra tuvo la mayor 2ª ola de todo España -al menos en cuanto a Incidencia Acumulada- y la menor 3ª junto a las islas, pero en esta posible cuarta estamos cogiendo ritmo de crecida bastante por encima del resto. Y lo que se ve en la calle -y siento si lo repito tanto- es un porcentaje importante de personas que cumplen sus propias precauciones pero a la vez un porcentaje más que suficiente de gente que en cuanto le abren la mano se coge mano, brazo y hombro. Entre gente ya por lógica cansada de tanto corsé y gente que nació ya de por sí así hay terreno más que labrado para que un virus de estas características tenga un notable éxito propagador a nada que se le ofrezcan oportunidades. Y se le ofrecen, porque hay que seguir viviendo y que la economía no se hunda aún más, y el chaval, como es agradecido, las aprovecha. De hecho, si nos fijamos, no ha desaprovechado una sola de las veces que se le ha dado un poco de margen: es tan tenaz como certero el cabrón. Por tanto, habrá que encomendarse a que la propia pandemia en sí misma no tenga ya capacidad de generar grandes picos y de que unido a la inmunidad natural de varias decenas de miles y a las vacunas que llevan encima otros miles pues esto no se desmadre mucho. Ánimo a la hostelería.