l parecer, los dos colegios navarros que segregan a los alumnos por sexo -y a los profesores y profesoras, puesto que a los niños solo les dan clase hombres y a las niñas solo les dan clase mujeres, lo cual nada tiene que ver con la diferente maduración intelectual de las criaturas, como esgrimen los defensores de esta anomalía- han firmado un documento para renovar su concierto en el que aseguran que cumplen la LOMLOE, que no incluye conciertos a colegios que segregan por sexo. Por tanto, se supone que en el curso que viene ya no separarán a niñas de niños, aunque conociendo el paño seguro que buscan algún agujero jurídico por alguna parte para seguir haciendo de su capa un sayo al mismo tiempo que con el dinero público se les financia alegremente una educación que es claramente privada. A nadie en su sano juicio que se quiere operar en la CUN o en San Miguel o en San Juan de Dios y que lo hace se le impide, pero esa persona posteriormente no te habla de que como paciente tiene "libertad de elección" y que hay que abonarle los costes de su libre elección. En educación, sí, en educación los padres y madres te hablan de libertad de elección pero solo para elegir a qué concertado o privado subvencionado llevan a sus hijos e hijas, lo cual está muy bien si apencas con ese sistema pero de principio a fin: educación privada, sí, pero te la pagas. No es problema. En España arrastramos hace mucho este sistema perverso -en Europa también, pero en muchos países en porcentajes muy inferiores-, que ofrece educaciones de dos y hasta tres velocidades y que bajo un aparente mismo paraguas crea distinciones enormes, guetos, privilegios y hasta anacronismos como estos que aún se financian. No hace falta mirar mucho para ver dónde está el dinero o no. Prueben a conocer los pabellones deportivos de los colegios privados concertados. Si ven uno así en un cole público, silben.