ara hacernos una idea del tsunami de positivos baste decir que ayer se supo que el lunes había habido 2.400 y pico casos y que esos 2.400 eran más que todos los casos oficiales sumando septiembre y octubre. O que entre el 27 de noviembre y el 27 de diciembre suman el 22% de casos positivos de toda la pandemia: más de una quinta parte de los casos en apenas un mes de los casi 22 que llevamos ya con esto. Esas dos magnitudes dan buena muestra del cambio de escenario, un escenario que ha llevado a Atención Primaria a cambiar los protocolos, las definiciones de lo qué es positivo y qué no, los confinamientos, los contactos estrechos, etc, etc. No hay sistema que aguante esta catarata de positivos y por tanto el sistema, que seguro que ha cometido muchos errores de previsión y medios, hace lo que va pudiendo para no resultar arrasado por ómicron. En paralelo, en la atención hospitalaria, se comprueba que es mucho más leve que las variantes anteriores y que aunque obviamente el volumen alto hace que haya aún muchos ingresos, en cuanto baje la ola pueda ser que se retorne a una cierta tranquilidad. ¿Bajará la ola? En Sudáfrica, donde comenzó toda esta tercera parte de la película -pandemia, pandemia con vacunas y pandemia con vacunas y ómicron- ya está bajando, aunque el futuro que nos aguarda con esta variante es para todos y en todas partes una incógnita. Eso sí, todo parece hacer indicar que a nivel de peligrosidad es bastante menos peligrosa que las anteriores. De hecho, ya hay teorías que indican que sería ómicron la variante que convirtiera la pandemia en algo endémico como la gripe y mucho más leve que hasta ahora, lo cual en mitad de este marasmo de casos y en mitad de esta sensación de naufragio es una señal de luz hacia la que caminar. Mientras tanto, cuídense y a ver si llegamos al 10 de enero mejor y miramos el 2022 con la alegría que todos necesitamos.