ice Javier Esparza que los acuerdos entre el PNV y Sánchez son “un despreciable ataque al autogobierno foral y a la voluntad legítima de los navarros que expresamente han rechazado que el PNV negocie nada en su nombre”. Navarra Suma se cabrea no porque el PNV, tan legítimo como ellos, haya conseguido que la gestión del Ingreso Mínimo Vital se haya trasferido a Vascongadas y Navarra, territorios con Haciendas Forales específicas. Los esparzistas se cabrean porque no han sido hábiles para negociarlo ellos. Porque en el fondo, si de lo que se trata es de ganar autogobierno competencial, esta era una oportunidad. Y de ello debieran alegrarse los navarrasuma sobrexcitados de foralidad. Porque en el fondo, ellos hubieran negociado lo mismo. Pero es más fácil berrear contra el PNV, contra Sánchez y hasta contra el sursuncorda con tal de aparecer en esa tribuna donde toda franqueza ya resulta indecente. No sé, Esparza podría haber hecho otra crítica, más técnica, sobre la oportunidad o no del IMV, sobre su gestión, sus acoples en nuestra realidad navarra sabiendo que la Renta Garantizada será subsidiaria del IMV, sobre qué va a pasar con ese dinero que las arcas navarras se van a “ahorrar”, no sé, cosas por el estilo. Pero no marear la perdiz con ese mantra cansino del PNV invasor, usurpador y cidcampeador encubierto. Esparza se ha vuelto facilón y populista en su crítica al PSN y a Sánchez. Porque los esparzistas reproducen una oposición sin contenido. Como si vivieran una bancarrota que les deja el intelecto al descubierto. Como esto en boca de Esparza: “Es un gravísimo error del PSN, que pagará caro si abandona la defensa de las instituciones democráticas propias de Navarra para negociar el alcance de su autogobierno, su foralidad y su personalidad propia”. Joder, métale ilusión a lo que dice. En fin, cuando toda interrogación parece periférica, hasta las palpitaciones más orgullosas se hunden en una alcantarilla.