ean esto. No por mí. Sino por Deportes Zarikiegi, Basati Kirolak, La Milla, Iruña Sport, Cuatro Estaciones, Muga y por Intersport, aunque juegue en otra liga. Y por todas esas pequeñas tiendas de deportes de los barrios. Esta gente se la juega. Incluso sin pandemia.

Y es que la semana pasada se anunciaba que la cadena británica de ropa deportiva, Sports Direct se iba a instalar en Pamplona. Me jode que nadie diga nada. Que el ayuntamiento promueva el consumo de cercanía en los pequeños comercios y luego libere una patente de corso que los estrangule. Y me jode que el Gobierno de Navarra se llame andana. Que nadie ahí dentro diga que el objetivo del urbanismo comercial es proteger el interés público a través de una ordenación equilibrada, diversa y sostenible. Y que esta locura de petar la periferia de Iruña de centros comerciales nos lleva a descapitalizar comercialmente el centro. A un desplazamiento perimetral de las compras reduciendo el casco viejo, en exclusividad, al negocio hostelero. Con su terraza gigantesca. Según se dice.

Sé que no es fácil plantarse. Y menos con esta astenia colectiva. El otro día en Oiar-tzun, el Ayuntamiento (EH Bildu) se vio obligado a hacer público un comunicado para justificar la próxima apertura de Amazon en su termino municipal, asegurando que tiene las manos atadas para condicionar su llegada. Vale. Esto se llama libertad de mercado. Mientras tanto, las alcaldesas de París y Barcelona han llamado a la insurrección frente a Amazon.

Es difícil, sí. Pero esta lucha no puede quedar solo en nuestras manos. En nuestra responsabilidad y comportamientos privados. No es sólo una cuestión de dónde tenemos la pasta, cómo y a dónde viajamos, qué comemos, cómo nos cuidamos, dónde compramos o qué tipo de detergente usamos. Porque de ser así, será más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.