o sé si será por el confinamiento, el exceso de pantallas o la falta de sol, pero creo que me cuesta entender ciertas cosas. Por ejemplo: el Ayuntamiento de Pamplona hizo una encuesta a mil familias que tienen niños y niñas de 0 a 3 años y entre otras cosas les preguntaba qué modelo lingüístico preferirían, asegurando que harían caso a sus demandas. Ahora, en medio de la crisis del coronavirus, hemos conocido por fin el resultado de dicha encuesta, que parece que no es muy del gusto de Navarra Suma: el 36 % de los encuestados ha manifestado que querría un modelo que incluyera euskera (euskera solo, con inglés, con castellano o modelo trilingüe). Así que se supone que ahora, con estos datos en la mano, el Consistorio pondrá de su parte todos sus recursos para intentar satisfacer los deseos de la ciudadanía en las escuelas que gestiona. Pues no. Ahora lo que van a hacer es reducir las plazas en euskera para el curso que viene. Eliminarán 49, pasando de 371 a 322, y las reducirán todavía más en un plazo de tres años, hasta llegar a las 161 (11% de la oferta) que existían antes de Asiron, con el argumento de que así lo establece la resolución del TSJN. De acuerdo, los tribunales han echado para atrás el modo en el que se aumentaron las plazas en euskera en la anterior legislatura, pero eso no quiere decir que no se tuvieran que aumentar. Se puede desactivar el cambio de Asiron poniendo al mismo tiempo las bases para un nuevo escenario en el que las familias puedan elegir el modelo lingüístico que quieran en cualquier barrio. Eso sería lo ideal y lo normal. A ver si las autodenominadas personas normales no nos anormalizan también la nueva normalidad.