omo este año no vamos a tener San Fermín puede que sea un buen momento para reflexionar sobre el modelo de fiesta que queremos, algo que a menudo se nos queda en el tintero por falta de tiempo. Es mucho lo que deberíamos repensar, como la imagen que damos de la ciudad y de la fiesta, o si es verdad todo lo que decimos. Para empezar conviene recordar que San Fermín no existió. No pasa nada. Es un santo apócrifo, como otros muchos, una leyenda hecha con retazos de aquí y de allá a lo largo de los siglos. No tiene mayor importancia, pero estaría bien que quedara claro en las guías de la ciudad. Otro de los grandes mitos es que San Fermín es la gran fiesta de la improvisación donde todo es posible en cualquier momento. Quizá puedas decidir quedarte de juerga o irte a casa a dormir, beberte un kalimotxo o una cerveza sin alcohol€ pero en todo lo demás, lo que hay es mucho consumismo y un programa encorsetado lleno de momenticos, joticas, rituales y costumbres-de-toda-la-vida contra los que no se puede ni se debe hacer nada si se quieren evitar problemas mayores. Es como lo de la super-amistad sanferminera. Tú sales a la calle y hablas y vacilas con todo el mundo y todos somos geniales, divertidos y nos pagamos rondas y fritos unos a otros€ No olvidemos que en muchas ocasiones esto es puro postureo interesado y no pocas veces ganas de ligoteo que puede llegar incluso al acoso o a la agresión. En cualquier caso el 15 de julio siempre volvemos cada uno a su sitio y a su ambiente. Toros sí, toros no. Consumismo. Alcohol y drogas. Sexismo€ Muchas cosas que pensar y hablar, sin duda, así que no demos por perdido el año. No nos amontonemos, no caigamos en el desfase, pero no dejemos pasar esta oportunidad. ¡Feliz verano!