yer dos madres del colegio público de Mendigorría participaron en una Comisión de Educación del Parlamento para protestar por la llegada de la oferta de modelo D al centro para el curso que viene. Sus argumentos fueron, en pocas palabras, que tienen una gran falta de recursos y que este modelo agravaría el problema hasta el infinito y más allá y que, por otro lado, el modo de trabajo que tienen en esta Comunidad de Aprendizaje sería imposible si dos lenguas conviviesen en el centro.

Estimadas familias: si necesitan más recursos e inversiones pídanlos. Exíjanlos con energía, porque el que no llora no mama, pero tengan claro que retrasar la llegada del modelo D hasta no se sabe cuándo, no es la solución a la falta de espacio, medios e infraestructuras que ya tienen. En cuanto a lo de trabajar y convivir en dos lenguas sería un reto muy beneficioso para los pequeños porque esa es, precisamente, la realidad de Navarra. No tengan miedo.

Argumentan que los que quieren euskera tienen la escuela de Puente a 4 km con transporte y comedor pagados. ¿Y por qué tienen que salir del pueblo siempre los que optan por el euskera? Lo ideal es que ninguna niña o niño tenga que salir de su localidad para ir a clase y esa es, además, la mejor manera de asegurar el futuro de las escuelas rurales.

La convivencia de ambos modelos es posible, como se viene demostrando desde hace más de 30 años y, es más, la apertura de líneas en euskera ha sido la salvación para muchos colegios públicos como los de Ancín, Sesma, San Francisco en Pamplona o la nueva escuela comarcal Zumadia de Abárzuza, en la que el modelo D es ahora es la opción mayoritaria.

No se cierren en banda a los cambios. Hay que evolucionar.