i hija ha estado en casa. Solo unos días, lo cual es perfecto. Hace no mucho decía que era capaz de encontrar belleza incluso donde no la hay. Una criatura afortunada. Pero se está haciendo mayor. Ahora dice que no quiere dejar su destino en manos del destino. Ok, le digo, pero ¿es posible eso? No sé, ahora todo el mundo quiere llevar las riendas de su vida, pero muchos se fustigan a sí mismos como si fueran su propio caballo. Puede que suene retorcido, pero lo siento: últimamente todo lo veo así. Es como lo de la libertad. ¿Libertad es elegir entre ir o no ir a los toros? ¿En eso consiste la farsa? Pues yo digo: libertad es elegir entre ser o no ser bobo, ¿cómo lo ves? Siempre me ha interesado el éxito como tema. Estaba terminando de escribir una novela cuando sonó el móvil. ¿Quién es? Soy tu editor, ¿tienes algo? Sí, bueno. Me dijo que le mandara el texto en pdf para publicarlo de inmediato. ¡Va a ser un bombazo!, exclamó. Puede que bromeara. Le contesté que yo no busco el éxito. Y es verdad, siempre me ha dado miedo. Es decir, lo he evitado durante toda mi vida. Al final, puedo decir que he tenido éxito esquivando el éxito. En fin, no pretendía ser un chiste. Pero bueno, me parece que lo que hay que hacer ahora aquí es asegurar el éxito de los no-sanfermines. Está lo del ajedrez, orientado a personas caseras interesadas por los juegos de mesa de carácter elitista: seguro que eso tiene tanto éxito como mi libro. Y luego está lo de los caballos, orientado ya al resto de la población: los juerguistas, podríamos decir. Vale. Así la gente podrá elegir: ajedrez on line o rodeo. Te gusta la libertad, ¿no? Pues ahí la tienes. Aunque, una cosa: ¿por qué caballos? Es extraño. Puede que me equivoque (en cuyo caso me disculparía), pero ¿por qué no toros? Yo creía que aquí éramos más de toros. El olor es el mismo, pero no hay color. Monta de miuras. El rodeo navarro, imagínatelo. Sería un éxito mundial. Iría hasta yo. ¿Estamos a tiempo?