Navarra, tierra de diversidad. Atinado lema turístico. Diversidad paisajística, cultural, folclórica, gastronómica, climática. También en sectores de producción. En política, tierra de diversidad y de complejidad. Acusada. Su reflejo en el arco parlamentario compone una cámara legislativa plural y fragmentada. El diálogo y el pacto, imperativos. Para investir, legislar y gobernar. Navarra, asunto de los navarros (bastante tenemos con lo nuestro). Cuestión interna, no de Estado. Incluso la determinación del modelo de vínculo con la CAV es un derecho constitucional. Moneda de cambio, no. Ni herramienta de chantaje. Autonomía de decisión, a respetar. También en la formación de mayoría de gobierno. La ciudadanía decidió que la conjunción de tres derechas -incapaces de salir juntas en la foto al máximo nivel- fuera la lista más votada en las últimas forales. La fortaleza aparente de tres debilidades. Acuerdo de auxilio mutuo. Quiso además revitalizar al PSN, sostener al bloque nacionalista, castigar con severidad al decepcionante Podemos y casi ignorar a I-E. Chivite niega sus votos a Navarra Suma y el diálogo a EH-Bildu. Si el PSN quiere liderar un gobierno de progreso es dependiente, al menos, de una abstención. Prefiere la de Esparza. Siente que la de Bildu le mancha y le hipoteca el futuro. Pero cualquiera le viene bien. Imprescindible el entendimiento con Geroa (viejo deseo compartido). Para la mayoría absoluta necesita los votos afirmativos de Bildu a un acuerdo programático en el que participe la izquierda abertzale. Insoportable para el PSOE. Por cobardía, por falta de audacia. Ese PSOE de republicanismo borbónico y laicismo contenido. Si el PSN quiere un gobierno más de izquierdas, podría asociarse con Bildu, Podemos e I-E (21) y pretender la abstención de GeBai. Es broma. Pero ignorar a Bildu y aspirar a su condescendencia roza el insulto. A ver quién canta el pobre de mí. O al chupinazo de nuevas elecciones.