El tamaño de la bandera no tapa la supina ignorancia. El calibre de la vehemencia en el rechazo no supera la legitimidad del derecho histórico. UPN, contra el Fuero. Fagocitado por la servidumbre a su progresiva caída en implantación social y por necesidades electorales. PPN y Ciudadanos son la bacteria que corroe por dentro al partido regionalista y de cuyas vísceras han alimentado su representación institucional en la Comunidad Foral mediante Navarra Suma. La presencia notoria de la derecha más extrema mancilló la fundacional raíz foralista y humanista de UPN. Una reproducción en miniatura de la foto de Colón. Esparza, escondido. Otra vez, coro ornamental de los enemigos de cualquier singularidad del viejo Reino. Navarra fue pionera en disponer de su propia policía de carreteras (1928). Franco aquel inolvidable paladín de la democracia orgánica puso los órganos viriles de la dictadura sobre la mesa e implantó a la Guardia Civil de Tráfico. La Diputación lo consideró un contrafuero. Su reclamación solo consiguió la custodia compartida: dos uniformes en las mismas carreteras. La recaudación de multas, eso sí, para la caja del Estado. La competencia exclusiva de Tráfico que también demandó UPN no es un traspaso competencial en sentido estricto sino una devolución o reintegración. Chivite (PSN) mantiene la "firme voluntad" de acordarla en el primer semestre del año. Sánchez incumplió con Barkos y ahora la tiene comprometida en su acuerdo de investidura con el PNV, partido con sede y órganos en Navarra, con cargos institucionales propios en diferentes legislaturas forales y, como coalición, en la actualidad. Claro que los acuerdos políticos, aun escritos, tienen categoría de pitorreo. La reintegración de la competencia exclusiva tendría efectos a demorar en el tiempo. Falta personal en el cuerpo autonómico. Amejoramiento: "Navarra podrá ampliar los fines y servicios de la Policía Foral". Sin coladero por el alcorce verde.