oincidíamos por el barrio. Encuentros con breves diálogos. De política. Con la salida de Barcina y el relevo por Esparza, me asombró su idea de dejar la primera línea. Carlos García Adanero (55 años, licenciado en Derecho) había ingresado con 19 en las Juventudes de Unión del Pueblo Navarro. Sus primeros cargos institucionales coincidieron con la fusión UPN-PP (1991), que despegó la pujanza electoral de la derecha navarra, foral y española. En una etapa inicial compaginó asiento de concejal en Barañáin con escaño en el Parlamento, donde permaneció durante 28 años (1991-2019). Un tiempo como portavoz de su grupo parlamentario (2004-2015) y otro (2015-2019) como portavoz adjunto, según el partido estuviera en el Gobierno o fuera oposición. Entre 2009 y 2013, Adanero fue secretario general con Barcina como presidenta de UPN. Para quien ha dedicado toda su vida a la política, afuera hace mucho frío. No es fácil iniciarse y consolidarse en otra actividad profesional. Al tiempo, me explicó su continuidad por la petición de Esparza para que "le echara una mano". Entonces no era previsible que fuera al cuello. Los diputados Adanero y Sayas -vehementes y combativos contra Pedro Sánchez- desobedecieron la directriz de UPN para votar en contra de la reforma laboral. No por la reforma, sino por Sánchez y sus pactos con Bildu. Otra cosa era el PSOE del "agostazo". La desobediencia, revestida de disimulo previo, les ha costado la expulsión temporal de UPN. Dos años y medio que les inhabilitan para optar a la misma candidatura. Se quedan con sus escaños, como Cervera en 2008 cuando desoyó el mandato de abstención ante los Presupuestos Generales del PSOE de Zapatero. ¿Quién le recriminó entonces que no dejara el escaño?: Adanero. Pero no se acuerda. Los díscolos diputados montan un movimiento cívico, a modo de prospección. Lo presentaron junto al monumento a los Fueros, que está sin inaugurar. Como su plataforma: UPN Auténtica. Con IRA.