on las terrazas que últimamente brotan en Pamplona pasa como con tantas cosas; las hay que nacen deseadas, otras se toleran más o menos en tanto que mantengan su carácter provisional y algunas pueden rayar el atropello. La instalación de carpas en una zona como la Plaza de Toros parece acertada, bajo los árboles se está muy bien y no se molesta demasiado. Algunos espacios, por ejemplo el centro de Navarrería, tienen a muchos vecinos enfadados mientras otros entienden que la gente está mejor sentadita que tirada por el suelo. Digamos que hay detractores y partidarios, como seguro ocurre en la plaza de la Cruz, paseo Sarasate, Calderería, etc. Pero he aquí que el Ayuntamiento acaba de autorizar una nueva área para terrazas en la trasera del frontón Labrit, aduciendo que es una zona alejada de viviendas. No se sabe más y espero que no se refieran al Jito Alai, la única superficie que los chavales de este barrio tienen para jugar. El Casco Viejo nunca ha dispuesto de muchos sitios para el esparcimiento -más bien los críos se las han tenido que ingeniar siempre y compartir esquinas con el resto de vecinos- pero es que ahora no hay un metro cuadrado libre en el que no coloquen una mesita y dos sillas. Por ello, es de justicia que este reducto de recreo siga siendo lo que es.