ue las autoridades son mandonas, autoritarias y sargentas es cosa sabida por todos. Ya en el franquismo, las pancartas de las peñas criticaban a los primeros ediles en alguna de sus alcaldadas, obligando a los vecinos a sacar los cubos de basura a equis hora, a pagar estúpidas tasas municipales o lo que fuera. Mangonear ha gustado mucho a algunos alcaldes. Otra cosa es la voluntad de obediencia que los administrados brinden y que depende del grado de oposición o conformidad con la medida impuesta. Así, una asociación vecinal ha iniciado una recogida de firmas para pedir al Ayuntamiento de Pamplona que el nuevo espacio habilitado al sur de la Txantrea se llame Parque de la Magdalena y no del Camino de Santiago. Dicen que la resolución firmada por Enrique Maya es un abuso que se salta a la torera la opinión de la vecindad. En el mismo barrio, andan que fuman en pipa con la zona azul y reclaman un proceso participativo porque para los residentes no existe un problema de aparcamiento que justifique tal medida. Son sólo dos ejemplos del clásico y reiterado el alcalde se impone y la gente se opone. A muchas personas les gusta manifestarse sobre lo suyo y que sus creencias sean respetadas y a casi todos los gobernantes esto les espanta, poco o mucho. Hay cosas que no cambian.