el ministro Wert anunció el cambio del cuarto año de carrera por el primero de máster, y admitimos que nos sorprendió con el argumento infantil de que supondrá un ahorro para los estudiantes (se refería a los que solo hagan tres años. Le faltó añadir que, si no haces ninguno, ¡te sale gratis! ¡Qué ahorrazo!). Pero también soltó la frase que nos temíamos: “Es para adaptarnos a los países de nuestro entorno...”.
¿De verdad quiere hablar de ellos? Pues si tan atento está a lo que pasa por aquí cerca, sin duda sabrá que el 21% de IVA cultural de España es el más alto de toda Europa: Noruega (0%), Suiza (2,5%), Francia (5,5), Holanda (6), Alemania (7), Irlanda (9), Grecia (9), Finlandia (9), Italia (12), Portugal (13)... Pero, claro, qué más da eso si solo se subió para que se jodan los titiriteros rojeras.
No falla: cada vez que un gobernante te pone Europa como ejemplo o se dispone a sacar pecho o a hacerte una canallada.
Por ejemplo, a Rajoy y De Guindos les encanta decir que somos “el país de la zona euro con mayor crecimiento”, pero nunca les oirán admitir que somos el segundo con mayor desigualdad económica, solo tras Letonia (la suma de ambos datos es el viejo chiste: “Mi vecino tiene dos Ferraris y yo ninguno; tenemos de media un Ferrari cada uno”).
Y qué decir del Ministerio de las Petroleras y las Eléctricas, cuyo titular, José Manuel Soria, se borra de la polémica del precio de la gasolina -desproporcionado para el precio del barril de Brent- con el argumento de que sigue siendo más barata que en Francia, Alemania y demás. ¿Comparamos con él también los sueldos medios de cada país?
Hay, por supuesto, mil ejemplos más (Soraya Saenz de Santamaría suelta la frasecita cada viernes; y el ministro del Interior va aún más lejos y miente casi cada vez que la usa). Y también mil silencios más (sobre la corrupción, la Justicia, la educación...), por lo que, cuando hacemos el balance completo, siempre nos queda la misma frustración: ser ciudadanos de este país y no de uno de nuestro entorno.