Hoy, una de matemáticas básicas aplicadas: si para pagar a un jubilado hacen falta 2,40 cotizantes (según los datos oficiales, que no me lo invento yo) y en España hay unos 17 millones de cotizantes, el día que a su vez se jubilen harán falta 40,8 millones de trabajadores para pagarles. Y cuando a éstos les llegue el turno de jubilarse necesitarán casi 100 millones de currelas. Y todo esto si no aumenta la longevidad, que me da que sí que lo va a hacer.

En resumen: el sistema actual de pensiones es insostenible salvo con una pirámide de población en crecimiento exponencial, geométrico, algo que si ocurriera -tranquilos, que es imposible- nos haría tener en pocas generaciones la población de China.

Para ver a mi suegro enfadado, bastaba con que alguien dijera -en la tele, por supuesto, que a la cara no se habría atrevido nadie- que los trabajadores pagan las pensiones de los jubilados. Él, que había cotizado más de 50 años, decía con toda la razón del mundo que el Estado solo le estaba devolviendo una pequeña parte de lo que él le había dado a lo largo de ese medio siglo.

La gran estafa que nos han colado en este tema es precisamente la de vincular las jubilaciones al presente y no al pasado, cuando es además la única manera de sostenerlas: en vez de 2,40 cotizantes, uno solo, ése que primero da y luego recibe.

Pero, claro, como ese dinero ya se lo ha gastado Papá Estado (en cosas útiles, pero también en despilfarros-corruptelas-mierdas-varias), nos dicen que no salen las cuentas y que a lo que ya cotizamos para nuestra jubilación añadamos unos planes de pensiones privados (que, casualmente, gestionan sus amiguetes banqueros, que ésa es otra). Es decir, que nos paguemos dos veces nuestras futuras jubilaciones, que será muy fácil con los sueldazos que cobramos. Y para que veamos que hablan en serio, el otro día el PP le pegó un buen pellizco a las pensiones (subida del 0,25 cuando el IPC ha crecido un 1%). Si le hacen eso a sus principales votantes, qué no serán capaces de hacernos a los demás.