dicen que somos creadores de nuestro propio destino y que sentimientos en teoría negativos que tanto nos hacen sufrir como el miedo, el dolor, la frustración o la inseguridad tienen ese otro lado positivo o de refuerzo cuando nos enseñan a evolucionar y a aprender de nosotros mismos. A partir de ahí hay que saber cómo abrirles la ventana y empujar su salida. También dicen que es la capacidad de superación y de sacar provecho de la adversidad, y no tanto el sufrimiento, lo que nos hace verdaderamente fuertes. No lo dudo. Conocemos a muchas personas incapaces de salir de su zona de confort para no enfrentarse a su propia realidad y evitar el peso de la angustia. Tomar el control de nuestras propias vidas es clave para funcionar. Otras personas en cambio no han tenido ni siquiera la oportunidad de elegir cómo acomodarse en esta vida seguramente porque no fueron uno ni dos los embates recibidos. Personas que, para empezar, ni siquiera han tenido una infancia y recuerdan cómo sus padres les abandonaron cuando apenas tenían siete años. A partir de ese punto todo se rompe y la vida se convierte en una cadena de golpes, de mala vida, de mala salud, de soledades, de desconfianzas, de pérdida de amigos y amores... Personas inteligentes y con talentos absolutamente admirables son capaces de arrastrar vidas muy duras dando tumbos y en el más absoluto silencio. Si resulta difícil ver cómo las personas se destruyen a sí mismas sin que puedas hacer nada para evitarlo, más duro si cabe es darse cuenta de que uno apenas intuía la realidad que tenía cerca, que desconocías el infierno en el que alguien es capaz de moverse para poder sobrevivir. Ese lado oscuro, esa otra vida, ese límite que no esperabas del otro, esa noche más oscura que uno ni se imaginaba. Y que sólo cuando esa persona se despide de este mundo eres capaz de comprender. Empezar de cero no parece fácil. El submundo es canalla y tiene sus propias reglas de juego. Es una telaraña de la que muchas veces no puedes desatraparte. ¿Y quién es capaz de juzgar la estación a la que uno llega en la vida? ¿Empezamos a preguntarnos cómo empezó todo y qué salidas tuvo...? ¿En qué orden lo hacemos? Mañana es la noche de Todos los Santos y me he acordado de que hay almas que no tienen casa ni en la tierra ni en el cielo. Ni para comprarse una caja de pino. Agur Pedro.