Las últimas nominaciones a los premios Goya han contado con una variedad lingüística que no es sino reflejo de la variedad idiomática con la que nos relacionamos las personas y que pone de manifiesto una vez más que el cine es un gran reflejo de la vida. Entre las cintas más nominadas este año y entre las que optan a la mejor película curiosamente las hay rodadas en castellano, euskera, catalán e inglés, un dato importante teniendo en cuenta que lo que se premia es lo mejor del cine hecho en el Estado a lo largo del último año. Handia, en euskera; Verano 1993 (Estiu 1993), en catalán y La librería, en inglés son tres ejemplos de cómo en un país la riqueza lingüística se suma a otras riquezas. Los espectadores que han acudido a ver estas películas no lo han hecho por el idioma en el que se cuentan, sino por la historia en sí misma y les ha gustado o no por esa misma historia, por su estética, su argumento, su escenografía, sus personajes, sus diálogos, su música... En el mundo del cine la decisión de premiar y reconocer el trabajo rodado en otras lenguas se ha interpretado como un paso de modernización y de normalización de la Academia, como una señal clara de apertura. Y curiosamente llegan estos Goya multilingüísticos, que demuestran que cuando lo que se juzga es el cine no importa la lengua en la que se haga, en un momento en el que otra historia bien distinta se asoma a nuestras pantallas del móvil desde YouTube como una recreación de la realidad lingüística a la que estos días nos enfrentamos en Navarra en el ámbito educativo. La película, una original grabación de tres minutos, podría titularse La lista única contada con legumbres y no es sino la plasmación en imágenes de lo que está ocurriendo en Navarra ante la posibilidad de que exista una lista única en las oposiciones que permita a quienes más idiomas manejan poder optar a las listas correspondientes. Comparándolo con el cine es fácil de entender. En la gran pantalla lo que importa es la historia y no la lengua en la que se rueda. En una pizarra, lo decisivo es el conocimiento, no la lengua en la que se imparte. Y si sabes más de una lo lógico es que puedas tener opción a impartirla en cualquiera de ellas una vez que demuestras que dominas la materia. Lógico desde el punto de vista del opositando y de la óptica de Recursos Humanos. Las lenguas siempre suman, nunca restan. Aprender una lengua siempre es un reto, pero es posible. Handia la han visto 90.000 personas, el vídeo en cuestión lleva casi 44.000 visualizaciones. Ojalá una y otra sirvan para normalizar.