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Calles de Tudela

e n plena posguerra nació en Tudela el barrio de Lourdes, el Barrio con mayúsculas de la capital ribera. El empeño del jesuita padre Lasa y otros tudelanos hizo posible la construcción de cerca de dos mil viviendas entre las décadas de los cincuenta y los setenta para alojar a los obreros que llegaban a la entonces incipiente ciudad industrial. Eran los años del franquismo más duro y, entre el Ayuntamiento y el gobernador civil bautizaron 49 calles del nuevo barrio con los nombres de otros tantos tudelanos muertos en el frente por el bando nacional. El cambio en el Consistorio y la llegada a la Alcaldía de Eneko Larrarte han propiciado que se sustituyan estos nombres por otros sin motivación política, en cumplimiento de las leyes de Memoria Histórica y de Símbolos. Y no ha sido fácil porque parte de la derecha es aún muy reticente a desprenderse del poso franquista. Se pidieron informes sobre si los tudelanos que dan nombre a las calles eran o no franquistas, se organizaron recogidas de firmas en contra, la última afortunadamente con un respaldo del 1% de los tudelanos, se argumentó, en fin, que el cambio de nombres de las calles supone molestias para el vecindario. Puede ser, pero es una molestia en todo caso asumible. Más molestos podrían estar los descendientes de los más de 70 republicanos de Tudela fusilados que no tienen ni tendrán calle alguna a su nombre.

La eliminación de los nombres franquistas de las 49 calles del Barrio de Lourdes de Tudela es un paso muy importante en el camino de la memoria histórica en Navarra. No se ha llegado a la meta, pero falta menos. Y digo esto porque a nada que se sale de Navarra, por ejemplo, a Castilla la Vieja, se pueden encontrar calles que nombran a jerifaltes franquistas casi en cualquier pueblo. Y hasta pueblos enteros, como ese Alcocero de Mola que se avista en un cruce camino de Burgos, justo en el lugar donde se estrelló el avión que transportaba al insigne golpista. Consuelo de tontos.