La uva y la humanidad
T engo una tesis que, copa en mano y otras ya en el coleto, he ido exponiendo, en sucesivas versiones mejoradas, en foros tan prestigiosos como las comidas multitudinarias de mi tribu familiar y las cenas con los colegas, y que cuando la pula del todo van a incluirla en los contenidos curriculares de la ESO en vez del camelo de la Reconquista: el territorio mundial se puede dividir en dos: donde se planta vino tinto y donde no. Y la vida es mejor donde sí, porque donde no las condiciones climáticas son desagradables por exceso de frío o de calor, o de humedad o sequedad.
Te vas, por ejemplo, a Francia, y puedes trazar con exactitud la línea que separa a los vineros del sur de los cerveceros del norte, y no hay color entre el sol que disfrutan unos y el mal tiempo que padecen los otros. Y esa línea se puede extender por toda Europa, y algunos se consuelan con la cerveza pero hay otros que fermentan cosas alternativas que no pienso ni nombrar, pero que en general ofenden al paladar, al olfato, al hígado y al pH del estómago.
La uva pide sol, temperaturas templadas, lluvias sin exagerar y nieve de ciento a viento, y eso se puede aplicar tal cual a la raza humana. La simbiosis perfecta. Y qué bien lo sabían en el Imperio Romano, que conquistaron todo lo que pudieron -todo imperio busca materias primas y minerales valiosos o preciosos allí donde se encuentren-, pero solo se asentaron de verdad en la zona vinera -y si aún no lo era, plantaron viñas para que lo fueran-, y al que lo mandaban fuera de ella se sentía como el ruso al que envían castigado a Siberia. Anda que no habría diferencia entre vivir en la Provenza o en la frontera con los belicosos germanos, galos o escoceses.
¡Pero si hasta tenían un dios del vino, el gran Baco, sucesor del griego Dionisos! Si eres capaz de divinizar a un bebedor de vino para darle legitimidad religiosa a tus farras -no se iban de juerga, se iban de bacanal, que era poco menos que ir a misa- es que tienes el vino en una gran consideración.
En suma, que hay que intentar vivir en esas zonas? y luego beber lo que te dé la gana, que ni los vineros le hacen ascos -y menos en verano- a una cerveza fría y bien tirada.