En política. En la vida. En el deporte. Saber ganar y saber perder. Es importante. Y aceptar las reglas del juego y el juego de las mayorías y minorías. Pero con un enfoque democrático, no bélico ni revanchista. La esencia de la democracia no es sólo que gobierna, manda o decide quien tiene la mayoría, sino que ésta siempre tiene que respetar a la minoría y, a ser posible, hacer planteamientos inclusivos. Y a la inversa, cuando alguien logra menos votos tiene todo el derecho a pedir que se le tenga en cuenta, pero debe asumir que ha perdido, sin deslegitimar, suplantar ni boicotear a quien ha logrado la mayoría. Son reflexiones en abstracto. Hablar por hablar. Pensar por pensar, vamos. No me estaba viniendo a la memoria nada que tenga que ver con cómo está llevando Rajoy o los partidos españolistas el resultado de las elecciones catalanas en las que Puigdemont en particular y los soberanistas en general resultaron ampliamente respaldados por las urnas. Ni estaba pensando en otros jaleos más caseros aunque podemos poner nombres y apellidos si quisiéramos. Es por comentar. Nada más. Sin acritud. Como también sería sano realizar una reflexión Km 0 en torno al derecho a la crítica y el deber de escucharla. Por supuesto que una cosa es la queja o denuncia y, otra, la mentira o la manipulación, pero siempre es bueno aprender a encajar. Es aconsejable porque unas veces se está en el gobierno y otras, en la oposición. Esto está sujeto a la voluntad de la ciudadanía y las cosas, por suerte o por desgracia, cambian. Por eso es importante un poco de fair play y dejar el terreno de juego marcado con ciertos límites y componentes de cordura y respeto mutuo. Las formas y el fondo, ya se sabe. Y los principios democráticos. Esas cosillas... Porque nunca se sabe hacia qué lado va a voltearse el tablero. Y viendo hacia donde vamos -más detenciones y más elecciones, más jueces haciendo política y más política judicializada...- estaría bien ir pulsando el pausse político mediático, hacer pedagogía democrática y tener sentido común. Para ganar todos y todas. Sin perder la cabeza.