también fueron en su día espacios degradados. Malasaña, Chueca, La Latina o el barrio de las Letras en Madrid, centros históricos y tradicionales de grandes ciudades, totalmente revitalizados, aunque ahora sufren otros problemas, como las zonas de costa donde la transformación se les fue de las manos y se acabaron, convirtiendo en postales turísticas: lugares caros, esnob, donde resulta imposible vivir para la población autóctona. Milagrosa quiere seguir otro camino, no para convertirse en un barrio cool sino para recuperar el protagonismo económico que siempre ha tenido (talleres, comercios...), ganar en calidad de vida para los que ya están, atraer a gente joven y estudiantil -que por cierto ya la tuvo-, ser a su vez un foco de actividad cultural y de investigación asociada a las dos universidades, y reivindicar esa centralidad que tendría que tener en lugar de ser “el barrio periférico y residual” que es. Tras muchos años de abandono, hoy es el segundo vecindario con mayor porcentaje de población inmigrante (el primero es Buztintxuri) y la convivencia es la principal preocupación de sus vecinos. El arquitecto urbanista Sigifredo Martín, responsable del nuevo Plan Especial, reconoce que hasta las calles se dibujaron siguiendo el caótico trazado de caminos. Reconvertir bajeras en lofts en la parte alta, reabrir locales vacíos, peatonalizar las calles, amabilizar la Avenida Zaragoza y acometer una rehabilitación integral de las casas (armonizar fachadas con nuevas envolventes térmicas, utilizar criterios Passivhaus para que sean viviendas modelo en eficiencia energética) son los grandes ejes estratégicos , junto a un gran equipamiento artístico y de coworking en una pastilla dotacional. El Plan Especial es una pata más del proyecto EDUSI donde el Ayuntamiento de Pamplona va a invertir 500.000 euros al año en todo un conjunto de medidas para lograr la regeneración económica, social y física del barrio de la Milagrosa. Resulta clave la intervención y control de las administraciones para conseguir que barrios como Milagrosa no se pongan de moda y sean objeto de especulación gracias al dinero público sino que de verdad sean espacios más habitables y con oportunidades para todos. Especialmente para esos inmigrantes que encontraron pisos antiguos y sin ascensor más económicos para vivir.
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