defender el derecho al acceso a la cultura como un derecho fundamental de las personas, como lo es la Educación o la Sanidad y que por tanto debería estar garantizado para todos los ciudadanos y ciudadanas, con independencia del lugar donde nazcan, de la ciudad o pueblo donde residan, de sus condiciones económicas o de cualquier otro condicionante es uno de los objetivos que persigue el Gobierno de Navarra al impulsar la Ley Foral de Derechos Culturales. Un documento que no solo trata de delimitar qué se entiende por cultura sino que pretende establecer las obligaciones de las administraciones públicas en relación con los derechos culturales de su ciudadanía. Así de entrada es todo un reto y una decisión política valiente el acometerlo. La cultura en este contexto social y económico en el que nos movemos, no solo en Navarra sino en otras muchas comunidades del Estado, necesita protección para revertir años de recortes, falta de presupuestos y olvido institucional; precisa recuperar su lugar dentro de la escala de valores sociales para que la sociedad la vincule con sus necesidades y sea vista por los ciudadanos, usuarios o no, consumidores de cultura o no, como un auténtico servicio público. La cultura son las artes y sus gentes que la hacen posible y son cada uno de los ciudadanos que se refugian en ella como ese espacio de ocio, diversión, conocimiento o reflexión, porque es sobre todo una eficaz herramienta para transmitir valores, ideas, principios y libertad. La cultura construye sociedad, genera tejido económico y es esencial en democracia. Por eso creo que es un acierto trabajar por esta ley, que en el futuro podrá ser un marco que permita asegurar y promocionar la cultura como un bien de todos, garantizando el acceso a ella. Pero hay que hacerlo con los pies en la tierra, desde lo que somos a lo que queremos ser. Mirando hacia adelante con la certeza de caminar hacia el objetivo posible. Pensando en el futuro, ese futuro que este año es el país invitado, como lugar posible, de Arco, la Feria de arte contemporáneo, un futuro que para el mundo del arte no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer. Vamos, que está en nuestras manos. Sobre el papel se está avanzando, luego quedará el auténtico camino por recorrer.
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