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La tripleta

a hora que se juega el Mundial de fútbol llega el momento en que se analizan los equipos, se revisan las tácticas, se sopesan las posibilidades de las selecciones respecto a otras. Las decenas de analistas explican la colocación de los jugadores en el campo, glosan las habilidades de los futbolistas y desmenuzan las estrategias de los equipos alrededor de la pelota. Se numera la formación de los jugadores en el campo y se saca conclusiones sobre su intenciones. Así de avanzados estamos en el fútbol, viendo ya lo que todavía no ha pasado.

La tripleta atacante, que así se dice, explicaba aquellas alineaciones en las que el equipo que fuera sacaba pecho y ponía a tres delanteros en el campo, por los costados dos y el otro por el centro. En el balompié de antaño era más común que ahora, que todo se mide, se calcula y se cree que se mejora.

El día que se sabe que Màxim Huerta ha tenido sus contenciosos con Hacienda e Iñaki Urdangarin acudía con mala cara a por la orden de ingreso en prisión, informativos y telediarios abrían con la destitución del seleccionador, Julen Lopetegui. A sólo unas horas del inicio del Mundial, el cataclismo.

Y así, sin quererlo, ya tenemos la tripleta del último día de trueno. Màxim, Julen e Iñaki, tridente ofensivo por coincidencia. Huerta sería el extremo izquierdo olvidadizo de obligaciones, risueño y feliz encarando la portería rival, nada de mirar a la espalda, nada de volver la vista atrás. Urdangarín estaría a la derecha, elegante y frío, arropado por su equipo, pero tendente a estropear el partido, a no aprovechar las oportunidades, a enfadar a la grada, a tirarlo todo por la borda. Lopetegui se quedaría con el papel de delantero centro egoísta y chupón, que sólo ve la jugada para él, capaz de hacer sentir que un partido no va con él, pero a lo mejor si...

Toda buena tripleta lo que trata es de meterla. El Mundial continúa.