El mortal atropello de un niño de 4 años el momento en el que salía del colegio acompañado de su padre nos ha dejado esta semana completamente abatidos. No sólo por la crudeza de los hechos sino porque todos y todas lo sabemos de algún modo que el factor humano está presente en la mayoría de los accidentes y nos obliga a andar con pies de plomo. La alarma social generado tanto por los vecinos de la Txantrea, uno de los barrios más afectados por atropellos en los últimos meses -en parte por su emplazamiento como tránsito del centro a la periferia norte- como por la comunidad educativa que reclama mayores medidas de seguridad, resulta más que comprensible. Seguramente son pocos los colegios que quedan sin atender en el amplio dispositivo de seguridad que activa cada mañana la Policía Municipal en las entradas y salidas a los colegios de la ciudad. A la espera de que se analicen con sosiego las nuevas medidas a implementar, todo apunta a que la continuidad de un agente (policía local o foral) sería lo más conveniente a pesar de que ya exista una regulación semafórica. En el vídeo que esta semana circulaba entre los padres del colegio se ve cómo dos coches se saltan el semáforo en el mismo paso de cebra donde atropellaban días antes al pequeño Imanol. Imágenes en directo mientras un periodista de la EITB entrevistaba a un vecino del barrio. Lo decía el propio Asier Urzaiz: Dada la “dificultad” de la zona, cruce de diferentes pasos de peatones y villavesas, sería conveniente que a las entradas y salidas de este colegio hubiera presencia policial porque “el semáforo no se adapta a las situaciones y el guardia puede prevenirlas”. Por no hablar (esto lo digo yo) de que la visibilidad de uniformados intimida mucho más por temor a las sanciones. El accidente ha servido para remover -de momento- conciencias cívicas (dicen que esta semana los coches circulaban por el eje Marcelo Celayeta-avenida Villava a 20 km/hora), reabrir otros debates sobre la seguridad en los entornos escolares (el Ayuntamiento ya tiene diseñado un ambicioso plan que se iniciará en la calle Monjardin) y el modelo de diseño urbano y vial de nuestras ciudades (barrios nuevos como Ezkaba y viejos como Txantrea son excesivamente cómodos para el coche). Las ciudades que se extendieron a finales del siglo XX en Estados Unidos, Canadá y Europa están revisando sus políticas por modelos más habitables. También aquí en Iruña avenidas como Pío XII dejarán de ser una autopista con varios carriles para que los coches puedan correr antes y después del radar. Y, como no podía ser de otra manera, el TAN ha determinado que el Ayuntamiento es competente para decidir el modelo viario de ciudad y el trazado de nuevos corredores sostenibles para que no malvivan el peatón, la bici y el autobús.