Acaba este 2018 que ha sido una auténtica montaña rusa en el tema de la violencia de género. Arrancábamos con la espectacular movilización del 8-M y lo terminamos con la amarga resaca del caso de La Manada, que no acaba de cerrarse, y la trágica muerte de Laura Luelmo en Huelva. Y faltan aún más de 48 horas para echar la persiana a un año que ha dejado de nuevo una larga lista de mujeres muertas a manos de hombres. Porque por desgracia ésa es la foto más habitual. Los hombres no matan -no matamos- por ser hombres, pero las mujeres sí mueren por ser mujeres. Esta realidad sociológica, no obstante, no debería servir de base para visiones de la lucha contra la violencia de género excluyentes y reduccionistas que nos dejen a muchos hombres -a la mayoría- fuera de una empresa común, pero también nos debería hacer reflexionar. Algo nos pasa en nuestro cerebro. Algo sucede en el sistema estructural para que el titular de la noticia siempre sea así. Quizá sea conveniente ponernos en la piel de las demás. Empatía, que le dicen. La sensibilidad social y el compromiso institucional es cada vez mayor, pero siempre hay riesgo de ceder al desaliento desde la zona de confort. Quizá el siguiente juego lingüístico pudiera dar qué pensar. ¿Se imaginan cogiendo la prensa y leyendo eso de En lo que va de año ya han muerto más de 50 hombres a manos de mujeres por violencia de género..? ¿Un padre se ve a sí mismo diciéndole a su hijo ten cuidado, no vayas con esos pantalones cortos de fiesta que igual te pasa algo? ¿Salen los chicos con miedo a hacer running? ¿Somos capaces de concebir una escena en la que 5 mujeres acorralan en un portal a un adolescente en San Fermín, lo violan, dicen que él consintió y alardean del tema con sus amigas por WhatsApp? ¿Qué dirían los jueces? No sé. Algo pasa con esto. Los movimientos feministas hacen bien en sacudir conciencias con terapias mediáticas de choque. Igual ésta es una idea..., pero así como las mujeres mueren por ser mujeres, hay “hombres” y luego hay “maltratadores” y “asesinos”. Una cosa es el sustantivo y otra el adjetivo. Dejadnos pelear a vuestro lado. Por un 2019 en el que juntos y juntas podamos con esta lacra.