He hecho una encuesta a mi alrededor -nada exhaustivo, ni con muestreo estratificado, ni con selección aleatoria, pero con respuestas mucho más sinceras que las que maneja (o se inventa) Tezanos- y no he encontrado a nadie contento con el cambio horario del domingo 27 de octubre. Ni uno. Cierto es que en mi entorno no hay vampiros ni consejeros de grandes eléctricas, valga la redundancia, pero esa unanimidad da qué pensar.

El caso es que papá Estado, siempre tan atento a nuestro bienestar, nos ha robado una hora vespertina de luz, con el argumento de que por la mañana (nunca mejor dicho) luce más. Lo curioso es que para tomar esa decisión se basa en unos estudios hechos a finales del siglo XX (no los hay posteriores), que calculaban un ahorro en España de unos 300 millones de euros, de los cuales 90 son en los hogares. Y los otros 210 para las empresas. Descontando, claro está, los comercios que abren ya de día y también por las tardes, que a esos bien que los han jodido.

Es decir, que nos quitan esa hora de luz diaria durante seis meses para que los ciudadanos nos ahorremos en casa unos dos euros per cápita. Repito: ¡Dos euros por fastidiarnos seis meses! Y eso en el caso de que los estudios estén bien hechos, cosa que dudo porque se hicieron de aquella manera y porque el estilo de vida de la gente ha cambiado bastante en los últimos 20 años.

Pero es que si es cierto, que nos digan donde tenemos que pagar los 2 euros para que nos devuelvan esa hora de luz, que si montamos una colecta alcanzamos esos 90 millones en un par de días.

Se supone que en Europa Occidental vivimos en países de sólidas democracias, pero a menudo te sientes en un despotismo ilustrado, aquél de la famosa frase “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Ya sabemos que el Estado español le tiene alergia a los referéndums -y no solo a los ilegales-, porque siempre es mejor y más cómodo hacer lo que te dé la gana que consultar y tener que hacer lo que no quieres. Pero en un tema tan importante como una hora más de luz -a quién no le deprime que para las 6 de la tarde sea de noche- ya están tardando en organizar uno, y en apechugar con el resultado.