nos exmilitares hablan (¿o planean?) en un grupo de WhatsApp de un pronunciamiento y de fusilar a 26 millones de españoles; no son cinco o seis, sino alrededor de medio centenar con vínculos comunes, que se han movido en ese ámbito cuartelero y, por lo que parece, entre añoranzas de tiempos en los que lo común era eliminar al señalado como enemigo. Un rapero canta o recita o las dos cosas a la vez una composición que titula Muerte a los Borbones. A mí me parece que se excede; Puerta a los Borbones o Patada a los Borbones no creo que alterara mucho la rima. En el caso de los primeros, los partidarios del exterminio en masa, la Fiscalía decide archivar la investigación porque no aprecia delito de discurso de odio. En cuanto al artista -porque artista es aunque a mucha gente le deje tan indiferente como obras que cuelgan en museos o exposiciones- debe hacer frente a una condena de prisión por injurias a la Corona. No entiendo nada.

Porque digan lo que digan, la monarquía sigue siendo intocable en lo sustancial y lleva puesto el escudo de poderes económicos y mediáticos. El rey emérito, que no hace mucho era capitán general de esos militares de gatillo suelto, al que exaltan todavía sin rubor por su intervención el 23-F -día en el que jugaba a dos barajas-, regula sus impagos a Hacienda, reconocimiento tácito de que había defraudado, que lo sabía, pero quién le iba a hacer una inspección a él... O quién se iba a enterar de que sus hijas aprovecharían una visita a Emiratos Árabes y el estatus familiar del que todavía disfrutan para vacunarse. Si es que le van a dar la razón a Hasél: "El rey hizo lo que más le convenía a su cuenta bancaria". Una familia ejemplar, sin duda.

Aquel perdón tras el accidente en la cacería en Botsuana, el "no volverá a ocurrir", suena hoy tan falso sabiendo lo que sabemos como la disculpa de Victoria Abril con las víctimas del covid, pero sin retractarse del grueso de sus declaraciones, al más puro estilo negacionista, contra los efectos mortales del coronavirus o la eficacia de las vacunas, que ella lo sabe bien porque lo ha leído en un foro de internet. En fin, la historia le juzgará (al Borbón), pero no creo que le importe mucho el veredicto.

Porque digan lo que digan, la monarquía sigue siendo intocable en lo sustancial y lleva puesto el escudo de poderes económicos y mediáticos