uienes se reparten los pingües beneficios del sistema eléctrico denuncian el intervencionismo terrorífico del Gobierno como si sus facturas no produjesen pavor. Pues nada, que el precio de la luz bata su máximo histórico un día sí y otro también en detrimento de una ciudadanía empobrecida mes a mes con la inflación interanual disparada en septiembre al 4%. Las eléctricas verán, porque de persistir esta horrorosa escalada la demanda de una empresa pública que gestione la luz sin ánimo de lucro acabará resultando un clamor. Como ya lo es la imperiosa necesidad de regular el alquiler como vía de acceso a la vivienda, en particular de la juventud condenada a no emanciparse ante la precariedad laboral -en el supuesto de disfrutar de un empleo-, con esos escuetos salarios que impiden superar el duro casting de los caseros. De ahí que haya que felicitarse por la ley de vivienda planteada por el sociocomunismo gubernativo, aun con el tierno voluntarismo que anida en algún apartado concreto del proyecto. Por ejemplo, al incluir para los tenedores de cuatro inmuebles vacíos o más un recargo gradual de hasta el 150% del IBI que a esa multipropiedad se la trae al pairo y los alcaldes conservadores tampoco aplicarán. Sí merece aplauso -y hasta ovación- la apuesta decidida por controlar al fin el alquiler en las áreas tensionadas para que particulares y pequeñas empresas no puedan subir el precio, mientras que los grandes fondos y firmas con más de diez pisos tengan que prorrogar tal cual los contratos en vigor y si cambian de inquilino proceder a una rebaja en base al rango de importes por zonas. En el caso de las personas físicas arrendadoras, con unas deducciones fiscales de hasta el 90% si se aminora la renta al menos un 5% respecto al contrato anterior, bonificación de un máximo del 70% si se pone en alquiler una nueva vivienda para jóvenes de entre 18 y 35 años. Un colectivo este último al que, de ingresar menos de 23.725 euros brutos anuales, se le otorgará un bono de alquiler por valor de 250 euros al mes y para cuya eficacia resulta clave topar los precios, no vaya a terminar la subvención en los bolsillos de los caseros propiciando el alza de precios que se pretende contener. Ahora se trata de dotar a la normativa de seguridad jurídica plena sobre la premisa de incentivar a los propietarios, a los que se les debe garantizar la reparación de daños y la recuperación de la vivienda en caso de incumplimiento grave. Cálmense por tanto los paladines de la sacrosanta propiedad privada porque la expropiación nunca ha estado -ni estará- sobre la mesa. Simple y llanamente, cuandoquiera es hora de corregir esta supeditación flagrante de derechos de ciudadanía básicos a la libertad de mercado sin ningún contrapeso. Aunque otra vez llegará el PP para poner la vida de la gente corriente en manos del Tribunal Constitucional.

Cálmense los paladines de la propiedad privada, de expropiar no se habla; se trata de corregir la supeditación de derechos básicos

a la libertad de mercado sin límites