no es nuevo. Pero ahora suena con más fuerza. La despoblación como concepto está de moda y ha entrado en las agendas políticas, muchos la han metido a última hora para poder rascar algunos votos, otros realmente están comprometidos con revertir la situación. Pero no es algo nuevo. Desde hace décadas ha habido emigración del campo a la ciudad, esa idea tan de antes de que la vida en las fábricas era mejor que la del campo. Muchos se quedaron, demostrando que la vida rural nunca es menos que la urbana y transmitiendo a las nuevas generaciones el valor de lo que tienen. Casi todos y todas somos de pueblo. Las ciudades están llenas de gente de pueblo, de los que nacieron allí y un día cambiaron su lugar de residencia para forjar un futuro diferente al que tenían ya escrito, personas que sueñan con el viernes para llegar de fin de semana a su verdadero hogar; y llenas de los que nunca hemos vivido en un pueblo pero tenemos allí parte de lo que somos, nuestro pasado, nuestras raíces familiares, y nuestro presente elegido de apoyo incondicional a esa forma de vida. Todos y todas somos necesarios en este momento. No se es rural solo por residir en un pueblo, se es también por una determinada manera de entender, cuidar y valorar el entorno, la naturaleza, la gente... Es verdad que la despoblación está en las agendas pero yo creo que es hora de quitar el des y hablar de población, de quienes siguen viviendo allí, para poner el foco en lo positivo. Los pueblos no son lugares vacíos, son lugares que se están vaciando lentamente pero que siguen llenos de vida. Llenos de risas, de sueños, de colores, de sabores, de pasado, presente y futuro. Hay que actuar y revertir la tendencia. Tenemos nuestros pueblos por quienes un día y otro optan por vivir allí; hay que escucharles en sus demandas. Aquí en Navarra se les ha escuchado, pero ahora falta la acción, medidas concretas, planes a corto plazo, políticas activas de vivienda para jóvenes, ocio, empleo y emprendimiento en el medio rural; gestión del territorio y mejora en las comunicaciones. Acceso a internet con buena cobertura. Una atención sanitaria que no les discrimine como ciudadanos de segunda, centros escolares en condiciones... entre otras muchas cosas. El mundo rural ha demostrado que está vivo, y lo seguirá haciendo a través de acciones, colectivos, propuestas, manifestaciones... Nos toca ahora al resto demostrar que de verdad estamos por la vida en el medio rural.